Hesíodo y Píndaro
(Resumen)
Hesíodo (que floreció hacia el 700 a.C.) declara haber sido
pastor antes que rapsoda, se dice hijo de un mercader originario de la Eolia,
en el Asia Menor, que más tarde se transfirió a Ascra, en Beocia. Puede
considerarse, en cierto modo, un típico poeta democrático, con una integración
de viejos motivos ético-religiosos con elementos nuevos. Quien reacomoda el
mundo de los dioses homéricos.
Para
Hesíodo, Zeus es el dios supremamente justo, que humilla a los soberbios y
ensalza a los humildes; su hermano Perses, derrochador y perezoso; la diosa
Discordia (Eris maligna) que engendra la justicia y la contienda. Según Hesíodo
una “Eris benigna” que no promueve la lucha sino la emulación en el trabajo, el
camino que con fatiga y sudor conduce al hombre hacia el bienestar.
La
justicia y el derecho, anima la obra entera de Hesíodo que refleja el progreso
de las colonias asiáticas y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
En
su obra principal, la Teogonía, confiere a la trinidad de las Horai u Horas,
Diké (justicia o derecho), Eunomia (legalidad o buen orden) y Eirene (paz). En
la cual da orden lógico y genealógico al conjunto de las divinidades
tradicionales y representa con mitos poéticos el origen mismo del universo.
Pero
la visión general de Hesíodo es en el fondo amarga y pesimista, sin embargo en
el grandioso orden cósmico imaginado por él, la obra humilde del hombre, que es
contienda y dolor, podrá no hallarse destinada a un éxito evidente, pero no por
ello deja de tener una gran dignidad.
Píndaro, poeta típicamente aristocrático (nativo en Tebas, en
Beocia, floreció en la segunda mitad del siglo V a. C.) el poeta canta para exaltar con religiosa
solemnidad la “virtud” del atleta, en sus célebres Epinicios (himnos “después
de las victorias deportivas”) de los vencedores en los juegos panhelénicos, concurso
atlético que representaba la unión entre los griego. Era famosos también los
Délficos, los Ístmicos y los Nemeos.
Ya
en Homero y aun en la época de Píndaro
se asocia el valor atlético y la práctica desinteresada de los deportes a la
“arete” aristocrática (por razones de tradición y económicas). Por tal razón a
los pensamientos de este poeta, le inyecta entusiasmo y lo reviste de tantos
esplendores y ecos míticos y épicos, que lo convierten en fuente de inspiración
de excelsa poesía.
Como
poeta, no tuvo Píndaro ni imitadores ni secuaces. No obstante formulo el
problema (si es posible enseñar la virtud) tal respuesta lo encontró en la
sistematización racional en la República de Platón.